Hace unos días en los Estados Unidos detuvieron la responsable de las filtraciones sobre las posiciones militares de los Estados Unidos en el campo de batalla de Ucrania.
Esta situación supuso para los medios de comunicación la oportunidad de describirnos al supuesto responsable de esta filtraciones como “un típico conservador” amante de Dios, de las armas y de los videojuegos. Se consideraba que este señor, un joven de 21 años que trabajaba en una base militar estadounidense sólo sentía hacia el gobierno de Biden una oposición moderada, propia de una persona con ideología conservadora. Es decir para los medios de comunicación (o al menos para la Cadena Ser y el medio norteamericanos al que hacía referencia el grupo PRISA) ser un joven amante de las armas y temeroso de Dios es propio de una persona simplemente conservadora. Deduzco que para el grupo Prisa además, Biden no debe de ser una persona conservadora, sino prácticamente un rojo desorejado, por tanto es normal que este joven con iniciales OG sintiera hacia el presidente de los EE.UU. cierto desapego político.
Esta forma de calificar a las ideas ultraconservadoras o reaccionarias de simplemente conservadoras se puede observar desde que Trump accediera a la cabeza del Partido Republicano de EE.UU., al fin y al cabo era y es el líder de un partido que supuestamente era un partido de gobierno conservador de Estados Unidos. Este desplazamiento hacia la derecha del tablero político ha tenido su eco en los tertulianos, que no dudan en calificar a políticos del liberal conservador partido demócrata de Estados Unidos de izquierda, incluso el admirado por muchos coronel Pedro Baños calificaba hace unos meses a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, como de extrema izquierda.
En nuestra tierra el clásico conservadurismo siempre ha sido representado por uno de los agentes sociales, la CEOE-CEPYME. La Confederación Española de Organizaciones Empresariales y la Confederación Española de Pequeñas y Medianas Empresas.
Nótese por las siglas que son tan conservadores que ponen por delante su patria, España, a su objetivo, representar los intereses de los empresarios.
Sin embargo, la primera E, la de España, es simplemente una pose patriótica como la pulserita bicolor. Recordemos que, en la huida de la Empresa Ferrovial para tributar en los Países Bajos, el representante de la CEOE, Garamendi, aplaudía sin sonrojarse y sin perder ni un ápice de españolidad, el resultado de la junta de accionistas que aprobaba el traslado de la sede de la matriz del grupo empresarial de España a los Países Bajos.
Unos días después, el vicepresidente de la CEOE y presidente de CEPYME, Gerardo Cuerva Valdivia, se descolgaba unas declaraciones en las que que acusaba al gobierno de usar el salario como “política social” y que “si alguien no tiene salario suficiente para llegar a fin de mes, activaremos las políticas sociales” insistiendo en que no hay que confundir los salarios con políticas sociales. Es decir, la Confederación Española de Pequeñas y Medianas Empresas considera que los salarios no tienen que ser dignos, que las personas no tienen que poder vivir de su salario, que para eso está el Estado para crear políticas sociales, porque los empresarios no están para pagar sueldos dignos a sus empleados… Es decir esta gente de la patronal, busca básicamente esclavos, son tan conservadores que se han pasado al campo de la reacción y pretenden una involución social
Está bastante claro que tanto unos como otros, es decir el joven filtrador de Estados Unidos como los no tan jóvenes empresarios dirigentes de las patronales de grandes empresas y de las pequeñas y medianas empresas no son conservadores. El calificativo que podríamos usar tendría que ser, algo menos centrado, algo así como ultra, reaccionario o extrema derecha.
Todo esto sucede mientras la banca presenta resultados trimestrales, con grandes beneficios: más de 5000 millones ganaron los cuatro primeros bancos de nuestro país, en el primer trimestre de 2023. Esta bonanza bancaria desde luego que no se nota en las calles, así observo con estupor que han cerrado otra sucursal bancaria en mi municipio. Una sucursal de Caixabank en la calle en la que quitaron jardines y bancos, de los que sentarse, y pusieron un penitente de monumento homenaje a la semana santa.
Quizá los gobernantes de mi municipio, miembros del PSOE, sean ahora los que ocupan el espacio ideológico conservador, aunque para mí que también están al borde de la reacción política, desde luego, aunque creo que no son amantes de las armas, aunque si temerosos de Dios, y por supuesto temerosos de los que las empuñan de forma legal (las armas) y de sus representantes sindicales más ultras.
No está de más recordar que el equipo de gobierno del municipio, cedió al chantaje de un sindicato policial, de ideología conservadora (como la de Trump) y retiró el vídeo de un rapero ubetense financiado por el Ministerio de Igualdad contra la violencia de género, porque según el sindicato se criticaba a todo el cuerpo policial porque se mencionaba en un pasaje que el maltratador tenía una pistola porque era policía jubilado.
Pues bien, podemos ir atando cabos desde los Estados Unidos, pasando por el Madrid conservador de la CEOE y llegando a la Loma de Úbeda, comprobando que el desplazamiento del tablero de juego hacia la derecha completa un panorama desolador. No obstante, todavía hay sectores que resisten, como el sindicato CGT que construye para vencer y ve en fechas, que para algunos están completamente desfasadas, como la lucha obrera del Primero de Mayo, una oportunidad para unirse contra está reacción en la que los poderes económicos y políticos están desbordados.
Y es que hoy en día debe de estar de moda el clásico estribillo de A las barricadas:
En pie pueblo obrero a la batalla
Hay que derrocar a la reacción…