El programa televisivo de ‘Anatomía de…’, capitaneado por Mamen Mendizábal, saca a la luz una historia de conflictos laborales y un pulso entre controladores y Gobierno del que en su momento no trascendió toda la verdad.
En 2010 vivimos algo inédito en los aeropuertos de nuestro país. En pleno puente de la Constitución, los españoles vieron desconcertados cómo se empezaban a cancelar miles de vuelos. La razón fue el conflicto entre controladores aéreos, Aena y el Gobierno para consensuar un nuevo convenio colectivo.
En diciembre de 2010, muchos españoles se preparaban para disfrutar un largo puente de la Constitución. Sin embargo, las imágenes de vuelos cancelados empezaron a llenar los monitores de las terminales de los aeropuertos.
La razón era que los controladores aéreos, Aena y el Gobierno, no habían llegado a un acuerdo para un nuevo acuerdo colectivo. Situación que desembocó en el mayor caos aéreo de nuestra historia.
El Gobierno acusó a los controladores de llevar una huelga salvaje encubierta y tomó una decisión que nunca se había dado en democracia: declarar el estado de alarma. «Una decisión que la toma Aena y no los controladores que no tenemos potestad», comenta Daniel Zamit, portavoz de la Unión Sindical de Controladores Aéreos.
Tras 42 días en estado alarma, la situación se normalizó. Los controladores de nuestro país fueron acusados de sedición y de abandono de cargo público. Sin embargo, de las 22 causas que se abrieron en todo el país, 20 fueron archivadas.
El entonces ministro de Fomento, Pepe Blanco, el que fuera presidente de AENA, Juan Ignacio Lema, el portavoz de los controladores en ese momento, César Cabo y el supervisor de la sala de control de Madrid cuando estalló la crisis, Rafael Soler, dan su versión sobre lo que ocurrió en el puente de diciembre de 2010, cuando se cerró el espacio aéreo y se declaró el primer Estado de Alarma de la democracia.
En aquellos días, millones de españoles se disponían a empezar sus vacaciones, pero el conflicto entre el Gobierno y los controladores aéreos dejó a cientos de aviones y miles de pasajeros en tierra. A ojos de millones de españoles fue una huelga salvaje, pero la realidad esconde una historia de conflictos laborales y un pulso entre controladores y Gobierno del que en su momento no trascendió toda la verdad.
¿Abandonaron sus puestos de trabajo los controladores?
Mamen Mendizábal reconstruye en ‘Un caos aéreo‘ la grave crisis que provocó esta disputa. Una crisis que paralizó un sector tan sensible como el turístico en unas fechas marcadas en rojo en el calendario.
El 3 de diciembre de 2010, el ministro de Fomento, Pepe Blanco, anuncia por decreto que el Gobierno cambia las condiciones laborales de los controladores para adecuarlas a los estándares europeos. En la práctica, significaba una drástica reducción de sus retribuciones económicas. Después del anuncio y tras una guerra de declaraciones de los dos bandos, llega el cierre del espacio aéreo y la militarización de las torres de control. Como telón de fondo, un conflicto que llevaba meses enquistado entre ambas partes, en plena crisis económica.
Tanto el ministro como Juan Ignacio Lema, presidente de AENA, defienden la versión del Gobierno: tras el anuncio del decreto, cientos de controladores abandonaron sus puestos de trabajo en una huelga salvaje en protesta por sus sueldos, unos sueldos que podían llegar a «unos 500.000 euros al año», según Blanco.
En la entrevista con Mamen Mendizábal, César Cabo, entonces portavoz de los controladores y Rafael Soler, supervisor de la sala de control de Madrid cuando estalló la crisis, niegan rotundamente que ningún controlador abandonara su puesto y afirman que todo obedecía a un plan del Gobierno para demonizarles a los ojos de los españoles, y así bajarles drásticamente el sueldo y poder privatizar AENA.
En 2010 el relato que se impuso fue el del Gobierno y la práctica totalidad de los medios de comunicación y la sociedad señalaron a los controladores como los causantes del conflicto. Pero, ¿qué sucedió en realidad?
Una sentencia que lo cambia todo
Los controladores fueron acusados de sedición, lo que suponía enfrentarse a penas de prisión. Pero la justicia aporta un interesante giro de guion. La respuesta la tiene José Antonio Vázquez Taín, uno de los jueces que investigó el conflicto para determinar si en la actitud de los controladores había delito o no. Su testimonio lo cambiará todo: «En justicia estamos acostumbrados a que nos maquillen la verdad».
¿Abandonaron los controladores sus puestos de trabajo? ¿Mintió el Gobierno y fue todo una maniobra planificada para rebajar los costes laborales de una empresa que quería privatizar? ¿Se privatizó AENA en las mejores condiciones posibles? ¿Era un conflicto laboral o un conflicto de poder?.
El Ejército toma el mando de los aeropuertos
Militarización y precedentes
– ¿Qué supone? Desde que entró en vigor el Real Decreto Ley aprobado por el Gobierno, Defensa asume la dirección, organización, planificación, supervisión y control del tránsito aéreo. Esto no supone que los controladores aéreos sustituirán a los civiles, sino que estos continuarán desempeñando su trabajo pero bajo supervisión militar.
– ¿Y si se niegan? Incurrirían en un delito de sedición, que está castigado con penas de hasta ocho años de prisión.
-Precedentes. En 1981, bajo el mandato de Ronald Reagan, los controladores aéreos estadounidenses convocaron una huelga masiva que terminó con el despliegue militar y el despido de 11.345 de los 17.500 controladores. En España, en 1976, el Gobierno militarizó Correos y Renfe.
A penas 15 minutos después de entrar en vigor el estado de alerta, los controladores comienzan a llegar al trabajo en todos los aeropuertos, ya que ahora están bajo las órdenes de los militares.
AENA les ha remitido un texto informativo comunicándoles que de no incorporarse se procederá de acuerdo con el código penal militar.
José Antonio Vázquez Taín ha reconocido que, aunque judicialmente los controladores aéreos han sido declarados inocentes, cree que socialmente se les seguirá recordando como los responsables de lo ocurrido en 2010.
El juez José Antonio Vázquez Taín ha indicado que, 13 años después, se ha reconocido judicialmente que los controladores aéreos no fueron los culpables del caos que se produjo en 2010 con el cierre del espacio aéreo. Sin embargo, ha reconocido que considera que la sociedad no se quedará con esta versión.
El secretario general de UGT, Cándido Méndez, declaro en la SER que «el Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer» y CCOO culpa a los controladores de la situación.
«La verdad judicial es que los controladores tenían un conflicto laboral y el Gobierno, para que tuvieran mala fama, cerró el espacio aéreo para declararles culpables«, ha explicado. El juez ha reconocido que, aunque esto es lo que ocurrió, al preguntar en la calle a cualquier persona lo que siguen pensando es que «los controladores hicieron una huelga salvaje y secuestraron a todos los viajeros».
De esta forma, considera que hay que tener mucho cuidado, ya que «la realidad no siempre es la verdad». «La verdad es lo que se queda en la gente», ha indicado.
Rafael Soler asegura que AENA les tendió «una trampa» para que firmasen una serie de documentos y así poder decir que habían tenido que cerrar el espacio aéreo porque los controladores aéreos «se habían puesto malos».
El que fuera presidente de AENA, Juan Ignacio Lema, ha indicado que los controladores aéreos declararon de manera masiva «que no estaban en condiciones de seguir controlando», firmando un papel en el que venía recogido.
Sin embargo, parece que ellos tienen una versión diferente de lo sucedido, y es que Rafael Soler ha asegurado que ese documento fue «una trampa» que les tendieron para poder culparles a ellos de que se había cerrado el espacio aéreo.
Por su parte, el controlador aéreo César Cabo ha explicado que esos documentos de los que habla el exdirector de AENA «nunca se habían visto hasta la mañana del día 3, que se hicieron miles de copias». Un hecho que Juan Ignacio Lema ha defendido asegurando que si ese día aparecieron sería «porque alguien los pidió».
José Antonio Vázquez Taín, uno de los 22 jueces instructores que trataron de esclarecer si había delito tras el caos aéreo de 2010, reconoce que por entonces, su sensación «como ciudadano es que se había secuestrado a los ciudadanos en los aeropuertos para que no pudieran volar, y presionar así al Estado para obtener unas condiciones laborales más ventajosas de las que ya tenían».
«Yo tenía la conciencia de que eran culpables antes de llegar, y una vez que empecé a estudiar la causa, me di cuenta de que la realidad era muy distinta a lo que se había contado», afirma, al tiempo que señala que cree que había un «conflicto de poder». «El nivel de tensión era tal que una de las dos partes quería romper la baraja y acabar con la situación brusca, es decir, provocar una ruptura de todo tipo de negociación. Esa situación era cerrar el espacio aéreo y hacemos que los ciudadanos se pongan en contra de los controladores aéreos, los consideren sus enemigos, y sus secuestradores», manifiesta.
«¿Miente entonces el Gobierno cuando dice que los controladores aéreos abandonaron sus puestos de trabajo?», se pregunta Mamen Mendizábal, a lo que el juez responde: «En justicia, estamos acostumbrados a que nos maquillen la verdad. No es decir que mienten o no. Cuentan su verdad, pero su verdad, para nosotros, si eres objetivo, no es la verdad material«.
«Si cogías una baja de maternidad, tenías que recuperar esas horas»
El controlador aéreo destaca uno de los puntos que les indignó del decreto ley que sacó el Gobierno el 3 de diciembre, y que fue el comienzo del caos aéreo que se vivió en 2010.
César Cabo, portavoz de los controladores aéreos en 2010, destaca en Anatomía de uno de los puntos del decreto ley que el Gobierno aprobó el 3 de diciembre de ese año, y es que «decía que si tú habías estado de baja de maternidad de enero a abril, y tienes que hacer al año 1.500 horas, las trabajabas de mayo a diciembre«.
Por su parte, el exministro de Fomento Pepe Blanco, critica que «ellos se sentían presionados por todo». «A ellos lo único que les importaba era que la nómina multiplicada llegara a casa, trabajar los menos días posibles, hacer el mayor número de horas extraordinarias posibles, y a vivir que son dos días».
Mientras, el juez José Antonio Vázquez Taín afirma que «AENA defendía que sobraban controladores hasta final de año, cuando sabía perfectamente que no llegaba a cubrir todos los puestos, y AENA pretende decir que es el abandono de los controladores, sin comunicación previa, lo que provoca el caos».
César Cabo denuncia que el objetivo del Gobierno era demonizarles «por completo», para luego hacer la «privatización de la empresa». «Nos utilizaron como cabeza de turco», lamenta.
César Cabo, portavoz de los controladores aéreos, lamenta que durante el caos aéreo de 2010, «el objetivo era demonizar por completo» a los controladores, «porque luego venía la privatización de la empresa». «Siempre pensaron que los controladores de AENA, que era la empresa pública que más beneficios daba, al ser el colectivo con las mejores condiciones laborales, igual si querían privatizar, podíamos ser un escollo», expresa.
En este sentido, Cabo critica que querían «privatizar», hacerse «con el control de la empresa y ganar mucho dinero una serie de gente», y para ello, utilizaron a los controladores aéreos como «cabezas de turco». «Era una jugada maestra», señala.