Varios hechos de la transición han llegado a convertirse en mitos muy extendidos. Uno de ellos es el Caso Scala, el incendio provocado en la sala de fiestas de Barcelona que en enero de 1978 provocó la muerte de cuatro personas. Con un escandaloso montaje, se intentó inculpar a las organizaciones anarquistas CNT y FAI, lo que habría provocado el hundimiento de la Confederación. Esta afirmación ha calado muy hondo entre las filas anarquistas y anarcosindicalistas, pero también en la historiografía y en el conjunto de la sociedad, hasta el punto de que todo aquel que conoce el suceso añade inmediatamente que fue el motivo por el que la CNT se vio condenada al ostracismo. El autor reivindica en este ensayo el valor de la historia frente al de la memoria, demostrando que esta versión tan arraigada de los hechos se corresponde poco con la realidad. “Este ha sido un libro muy difícil de escribir, porque rompe esquemas muy asentados. Atacar ideas previas ampliamente asumidas no resulta sencillo y no por falta de información, que hay de sobra, sino porque estas se insertan dentro de recuerdos muy personales, transmutados, pero recuerdos al fin y al cabo”.


El libro estudia el papel de la memoria colectiva en el desarrollo de la CNT y la CGT desde la transición hasta nuestros días y a continuación analiza de forma crítica tres mitos del anarcosindicalismo más reciente: el papel de la CNT en la transición, el montaje policial conocido como el caso Scala y el papel de los infiltrados policiales en el movimiento libertario.
Todos estos temas son de actualidad y muy relevantes para reflexionar sobre la acción sindical y social de CGT.
Entrevistamos para Ser Histórico a Héctor A. González Pérez poco después de que se publicara El caso Scala y otras leyendas del anarcosindicalismo durante la transición. Héctor es uno de los Seis de La Suiza y doctor en Historia por la Universidad de Oviedo. Ha publicado varias investigaciones sobre el anarcosindicalismo en la transición en diferentes revistas y obras colectivas. Asimismo, es autor de la monografía La CNT asturiana durante la transición española.

¿Cómo conseguiste la entrevista con Rodolfo Martín Villa? ¿Lograste lo que esperabas de una entrevista así? La supuesta bestia negra del anarquismo no parece que tuviera demasiada animadversión por la CNT, ni antes ni ahora e, incluso, tuvo una relación epistolar con Diego Abad de Santillán, un anarquista histórico.
La entrevista con Martín Villa la conseguí a través de un compañero de las Juventudes Libertarias y cuyo padre era militante del PSOE. Martín Villa se prestó de muy buena gana a una entrevista relacionada en principio con el sindicalismo en la Transición. No lo logré con Alfonso Guerra. ¿Logré lo que esperaba? Con gente tan bregada uno no puede esperar absolutamente nada. Pero sí que fuí capaz de sacar cómo fue el comienzo de su relación con Diego Abad de Santillán: los dos son del mismo pueblo de León, Santa María del Páramo.
Martín Villa conocía a Abad de Santillán por su estudio sobre el sindicalismo y decidió aprovechar un viaje oficial a Argentina para entablar contacto y regalarle un libro sobre sindicalistas españoles. Es entonces cuando comienza una relación epistolar, que se recoge en el libro, para contextualizar cómo contactaron: un viejo exiliado que piensa que puede influir en un ministro franquista y una relación paternalista por parte de Martín Villa, quien incluso le ofrece sufragarle el viaje de vuelta a España. Después de escándalos como la ejecución de Puig Antich, al régimen le interesaba dar una imagen aperturista. Y para ello qué mejor que traer e integrar a personajes como Abad de Santillán.
Por otra parte, las declaraciones de Martín Villa dejan claro que no le interesaba demasiado la CNT del año 74 y 75, ya que apenas existía en comparación con CCOO. Otra cosa es que, según avanzan los acontecimientos, sí que creo que hubo una preocupación por parte del Ministerio del Interior con la CNT, por la oposición a los Pactos de la Moncloa o la Huelga de Gasolineras de Catalunya, que logró un acuerdo que hasta superaba el tope salarial. Creo que la guerra sucia contra CNT tuvo que ver, sin tener yo pruebas, con el “súper-comisario” Roberto Conesa.
Después del V Congreso de la CNT y la escisión conocida como CNT-Congreso de Valencia la revista Polémica entrevistó a José Bondía (CNT-AIT) y Chema Berro (CNT-CV). En ellas ni se nombra el Caso Scala. ¿Cuándo te das cuenta de que el Caso Scala tenía muy poca prioridad explicativa en los problemas de la CNT de finales de los 70? ¿Qué te motivó a investigar y publicar este libro?

En mi caso, la explicación clásica que se da del Scala, la veía con alguna laguna. Pero al leer sobre la CNT en la Transición, se ve que hay miga, que hay mucha tela que cortar, pero al Caso Scala le da un papel importante. Y cuanto más investigas sobre CNT en la Transición y, sobre todo, cuando empiezas a darle importancia a la memoria oral, hay algunas cosas que te empiezan a saltar.
Al igual que otros investigadores que han ido ponderando la cuestión del Scala, yo empiezo a ver tres elementos: al trabajar la historia local, en mi caso la de la CNT asturiana, empecé a documentarme y ví que, en todas las historias locales, el Scala no sale en ningún texto ni en las entrevistas que yo hago. Otro elemento: los textos de la época no hablan del Scala. Si lees a Juan Gómez Casas en 1984, dedica una sola página. Por último, en el movimiento obrero y la clase trabajadora se observan desde la Transición unas dinámicas generales en las que encaja también la CNT. El mito del Scala se cae así como un castillo de naipes al ver que hubo una crisis general del sindicalismo, sin casos Scala, y una crisis que fue incluso menor en la CNT, como reflejo en el libro.
Publiqué artículos para congresos y un capítulo de la tesis y al final decidí dedicar un libro específico al tema. Pero ojo, el título es “El caso Scala y otras leyendas del anarcosindicalismo durante la transición”. La idea original del libro era todos los mitos y leyendas del anarcosindicalismo español en esa época. El Scala es el principal, junto con las elecciones sindicales, pero no era el que me daba el origen al libro. Por motivos editoriales se cambió el título, que era “Del mito a la realidad”.
Reflejas los trabajos de un personaje clave como Juan Gómez Casas, creo que pasas de puntillas por la figura de un personaje muy problemático como Enric Marco y haces una reivindicación de la figura de Jose Bondía. ¿Bondía ha sido uno de los grandes mitos de los sectores vinculados a CNT-AIT? ¿Más incluso que los Grupos de Afinidad Anarcosindicalistas (la “CNT Paralela”) expulsados en CNT-Congreso de Valencia?
Los trabajos de Gómez Casas son fundamentales. Yo recomendaría empezar por “El relanzamiento de la C.N.T: 1975-1979: (con un epílogo hasta la primavera de 1984)”. El Scala no era una preocupación, el tema de la violencia sí. Las cuestiones generacionales también eran importantes. Es una obra de obligada lectura ya que analiza los espacios de toma de decisiones de CNT, los Plenos, tanto a nivel regional como a nivel estatal. Diría más, la primera obra que hay que consultar es “El relanzamiento…”, si alguien quiere indagar en esta cuestión.
Enric Marco… Paso por encima, pero no por ser una persona conflictiva. Hay que tener en cuenta dos cuestiones. El primer factor es que las personas hacen Historia y contribuyen a la formación de la Historia. Aunque uno intente no personalizar las situaciones que se van dando, hay veces que hay que poner gente que ejemplifique las posturas. A pesar de haber sido Secretario General de Cataluña y luego de toda la Confederación, creo que en este tema Marco tiene mucha menos relevancia que otros compañeros, como por ejemplo Gómez Casas, Chema Berro, Sebastián Puigcerver o Frances Boldú, que estaban con él en el Comité Nacional. Era un activo militante y fue detenido en la huelga de gasolineras, donde recibió una paliza. Puede que demos más relevancia a Marco por lo sucedido posteriormente con la Amical de Mauthausen.
José Bondía… A veces tengo esa duda de si se está reivindicando la figura de José Bondía. Nada más lejos de mi intención, pero no escribo con intención de denostarlo. Lo que trato de hacer es que “hable la Historia” y, cuando accedo al relato general, los relatos concretos y la documentación disponible, más la memoria y testimonios orales de mucha gente, planteo reflexiones sobre lo que pudo pasar. Y ves que lo que se ha dicho de Bondía no tiene sentido. Se llegó a plantear que tuvo mucho dinero y no lo parece. Se le usa como una excusa. Tuvo una actuación que pudo ser discutible por las formas y fondo, pero creo que no se vendió al PSOE o a los servicios secretos.
Y sí, los llamados Paralelos o “CNT Paralela” (los Grupos de Afinidad Anarcosindicalistas) tuvieron un recorrido muy corto. Fue un papel menor, ya que CNT-AIT gana en el V Congreso y mucha gente es expulsada o abandona el sindicato. El principal problema con Bondía es que no se lo esperaban, el momento en el que Bondía cambia de postura era un momento de más debilidad y que no se vio venir. Y hay un factor fundamental: que la CGT, más allá del odio que pueda despertar en CNT-AIT, se sabe que sindicalmente ganaron la batalla, más allá de la renuncia a ciertas ideas. CNT-AIT se queda con las siglas pero a nivel sindical ganó CGT.
En la segunda parte de la entrevista a Héctor González Pérez sobre los mitos de la CNT en la Transición abordamos básicamente tres temas. Por un lado, la versión de algunas de las personas participantes en los sucesos del Caso Scala, donde reconocieron la preparación de cócteles molotov y su posterior lanzamiento. Por otro, la figura de Joaquín Gambín, cuyo papel en el desmantelamiento y proceso a ERAT no era tan conococido. Y finalmente, la relación de CNT y contracultura, ejemplificadas en las Jornadas Libertarias de 1977, un año antes del Scala.

¿Cómo valoras Caso Scala – Terrorismo de Estado y algo más de Xavier Cañadas, uno de lo protagonistas? Por su parte creo que no hubo auto-crítica y, además, la visión que tiene de la reconstrucción de la CNT parece que no se sostenía.
[…] la CNT, una organización anarcosindicalista que resurge de la clandestinidad hacia 1976, de manos de los «cincopuntistas», Diego Abad de Santillán, el ministro del Interior Rodolfo Martín Villa y el alcalde de Barcelona de la época, con la única intención de restar fuerzas a los únicos sindicatos representantes de los trabajadores de la época: CCOO y UGT.Xabier Cañadas, Caso Scala – Terrorismo de Estado y algo más
Hay que valorarlo desde dos puntos de vista. Lo valoro como una fuente, el testimonio de Cañadas y los protagonistas. Y también como una fuente respecto a la conformación de una memoria colectiva, se ve cómo se construye la memoria social debido al éxito del libro. Pero ¿es un libro que arroje luz? ¿Un libro de reflexión o de investigación? Bueno… para mí ahí tiene mucho menos interés.

No hubo por su parte ninguna autocrítica y la visión que tuvo de la reconstrucción de la CNT ahora parece que no se sostenía. La autocrítica es algo de lo que todos hablamos pero no suele ejercitarse. Sobre el fragmento del libro: hay que hacer una serie de matizaciones. Martín Villa no era Ministro del Interior, era Ministro de Relaciones Sindicales.
Y el resurgir de CNT se da no por Abad de Santillán, si no por núcleos autónomos en numerosas localidades de trabajadores/as, ex-cenetistas y estudiantes que entienden que es necesario un sindicato anarcosindicalista, anticapitalista, que pretenda superar el marco estatal, que se oponga a la reforma política y a sindicatos dirigidos por partidos políticos. Horizontal, autogestionado y asambleario. El papel del estado ahí es nulo, no interviene, nos pongamos como nos pongamos.
Luis Andrés Edo dejó claro en La CNT en la encrucijada que era conocido que Joaquín Gambín, el instigador del Scala, era un provocador. Pero no sólo eso, según él tanto la FAI como CNT estaban informadas y…….. nada. ¿Cómo crees que pudo suceder algo así?
No tengo ni idea. Partimos de la base que Edo dijo lo que dijo, pero yo no tendría tan claro si dijo la verdad, si eso fue exactamente así o estaba fabulando en su libro. Juan Gómez Casas coincide (y me da más confianza) en que esa información llega al Comité Nacional de la CNT y que puede que no se le diera mucha importancia, veracidad a la información, como sucedió también en la FAI. Los conflictos internos de la CNT también pudieron influir en que esto pasara. Recordemos que Gambín no se movía con militantes de primera fila, se movía con militantes de base y que eran poco o nada conocidos.

Después del Scala y en cuestión de semanas, si no de días, Gambín ya estaba sentando las bases para otro episodio de guerra sucia del que hasta hace poco teníamos muy pocos datos, el de ERAT. No sé si has leído el (para mí) magnífico libro de Pau Juvilla, pero ahí queda claro el papel destructivo de Gambín y que en absoluto se circunscribió a la CNT ni al movimiento libertario, como argumentó Cañadas.
Todavía no he leído el libro. Cuando estaba haciendo mi tesis doctoral me encontré con que hay escasísimas referencias sobre ERAT, por lo que me interesa mucho. Volviendo a Gambín, su papel es el de un desestabilizador.
Viendo su papel primero con la FAI en Murcia, luego CNT y el Scala, ERAT, su detención posterior con una maleta llena de explosivos… era un “desgraciao” que trabajaba para Roberto Conesa, jefe de los Servicios Especiales de Información de la «Brigada Operativa» Político-Social, se dedicaba a instigar y promocionar acciones y atentados, para justificar la actividad de Conesa.
Eso nos puede llevar a pensar si estas acciones vienen instigadas por el Ministerio de la Gobernación y por Martín Villa o son más autónomas. La decisión de hacer un montaje o las infiltraciones son, en mi opinión (aunque es imposible saberlo), actuaciones de Conesa más que algo orquestado desde el Gobierno y Martín Villa.
Cambiemos un poco de tercio. Del mito a la realidad…… ¿qué hubo de mito y qué hubo de realidad en las archi-citadas Jornadas Libertarias Internacionales de 1977? ¿Es un mito contracultural de un sector concreto de CNT del que ya es imposible que el anarcosindicalismo se desprenda?

Empiezo por el final. No es fácil que una organización se desprenda de mitos, pero eso no significa que no sea posible. ¿Qué hubo de realidad en esas Jornadas? Se realizaron y fueron multitudinarias, tuvieron un impacto en la ciudad de Barcelona y en el universo anarquista. Pero creo que hay dos mitos asociados a esas Jornadas: el primero es el análisis erróneo de considerar que supusieron un descrédito de la CNT, que no fue así. El balance es más positivo que negativo.
El segundo es el considerar que ese fue el gran acto de la CNT en la Transición. Yo esto también lo rechazo. Para mí los dos grandes actos de CNT fueron las dos huelgas de gasolineras, las de 1977 y la de 1978, sobre todo en Catalunya. Se reventaron los contenidos de los Pactos de la Moncloa en la semana de su firma.
Yo impugno el relato que habla de logros de CNT medidos en base a actividades lúdico-festivas como las Jornadas Libertarias. Preocupó mucho más al poder y la policía la faceta obrera que la lúdica.
¿Qué similitudes y que diferencias ves en la Justicia respecto al Caso Scala y el de las Seis de la Suiza? [Nota de SH: Héctor es uno de los condenados en ese caso] Han sido dos montajes que han buscado hacer el máximos de daño posible.
No son comparables en absoluto. Pero si tuviéramos que decir algo, en ambos casos lo que se buscó fue obstaculizar la acción sindical de CNT. En el caso de La Suiza, la acción sindical de la CNT molestaba tanto a la hostelería como a un estamento judicial que tenía muchas ganas al sindicato.
Si el montaje del Scala se produjo por los Pactos de la Moncloa, este conflicto de La Suiza se dio por jornadas laborales interminables, categoría inferior a convenio, fallas flagrantes de seguridad y acoso sexual, después de una campaña a favor de la dignificación de las condiciones laborales en hostelería con un éxito moderado.
Queremos acabar esta entrevista con unas declaraciones de dos de Las seis de La Suiza en una entrevista para El Salto diario:
Nos condenan porque no nos conformamos, porque ni nuestro cuerpo ni nuestra dignidad están en venta, nos condenan porque aún con miedo, no retrocedemos.
Fuente SER HISTORICO