Comunicado Red Sindical Internacional
de Solidaridad y de Luchas
El pasado 13 de junio, nuestra compañera Inmaculada, Inma para los que la conocían y la querían, falleció repentinamente en el trabajo. Inma había trabajado como teleoperadora durante muchos años para uno de los líderes mundiales del sector, la empresa Konecta (más conocida en Francia y Marruecos como Comdata), subcontratista de la compañía eléctrica Iberdrola.
Para Inma, las luces se apagaron y se quedó con sus compañeros hasta el final… Por así decirlo, con los auriculares y los dedos en el teclado. Un compañero tuvo que sujetarla para que no se cayera de la silla, e inmediatamente después intentaron rescatarla por activa y por pasiva, para que se quedara con nosotros un poco más, para que el latido del corazón siguiera cantando los acordes de la vida, pero no, el reloj se paró para siempre. El cuerpo de Inma sólo fue recogido por la funeraria hacia las cuatro de la tarde. Mientras tanto, permaneció en el suelo, junto a sus compañeros y custodiada por agentes de policía.
Inma no estaba sola, la plataforma bullía de actividad como cualquier otro día. Cuando los compañeros de la Red Internacional de los Centros de Llamadas, afiliados a la CGT Telemarketing, se enteraron de la noticia por WhatsApp, otro mundo, inhumano, se escribió en sus telefónos : «Está tendida en el suelo y nosotros atendemos llamadas» « ¿ Atendéis llamadas ? «Sí, nos dicen que sigamos atendiendo llamadas».
Cuando llegamos a la sexta planta de San Romualdo, todo parecía sacado de una película de terror. Al lado de nuestra compañera, alguien estaba atendiendo una llamada y otros continuaban a pocos metros. El servicio continuó como si nada… Para Konecta el negocio es el negocio, y ¿ qué diferencia hay entre 130.000 empleados y 129.999 empleados ? Humanidad, empatía y respeto faltaron, como suelen faltar en esta empresa. La única respuesta de la dirección, tras el horror fue explicar que «nadie estaba obligado a trabajar junto al cadáver». Sin embargo la realidad es tozuda, porque nadie hizo evacuar el centro, y de hecho alguien no paraba de repetir «¡ Somos un servicio esencial !» ¿ Y la vida ? ¿ Hay algo más esencial que la vida ? La respuesta parece clara, pero los hechos no la apoyan.
Hoy el Grupo no ha rendido homenaje a nuestra colega, pero el asunto ha traspasado las fronteras y en el pequeño mundo de los locutorios todo el mundo sigue conmocionado…
Un minuto de silencio ante este horror, ¿ es mucho pedir ?
Adiós Inma…
Lucharemos para que esto no vuelva a ocurrir…
¡ Nuestras vidas, no sus beneficios !
https://laboursolidarity.org/arquivo/editor/file/inma-es.pdf
Red Sindical Internacional
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